"Ustedes saben que este día es diferente de los que han precedido; seré Sumo Pontífice de la Iglesia Católica hasta las ocho de la noche, y luego nada más. Soy un simple peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación en la tierra"
"Pero yo todavía, con mi corazón, mi amor, mi oración, mi reflexión, con toda mi fuerza interior, trabajaré por el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por su simpatía. Vamos a seguir con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias".
Así, el Papa impartió su bendición apostólica a los numerosos presentes. Entre ellos se encontraban el cardenal Giuseppe Bertello, presidente de la Gobernación del estado Vaticano; Mons. Giuseppe Sciacca, secretario de esa Gobernación; el obispo de Albano, diócesis a la que pertenece Castelgandolfo, Mons. Marcello Semeraro; el director de la Villa Pontificia, Severio Petrillo; la alcaldesa del pueblo, Milvoa Monachesi, y el párroco, Pietro Diletti.
Había peregrinos venidos del mundo entero a dar su último adiós a Benedicto como Papa, portando banderas e insignias de sus respectivos países.
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